A lo largo de tu nueva vida sin cereales, sin lácteos, sin legumbres, sin azúcar, sin grasas refinadas, sin alimentos procesados y sin ganas de discutir con ese tuitero que te salta a la yugular porque eso “no es paleo”, puede llegar el día en que quieras darte un capricho crocante junto a tu café.
Aquí os dejo una sencilla receta para preparar un exquisito bocado sin gluten, con almendra molida, y con un alto poder saciante: no garantizamos que sacie tu sed de venganza contra ese tuitero más listo que tú, pero si le invitas a merendar, quizá tenga la boca cerrada mientras mastica. Todo son ventajas…
Ingredientes
- 100 gramos de almendras y avellanas molidas (yo reutilizo así la pulpa deshidratada después de preparar mi propia “leche” de almendra y avellana; si no, puedes usar almendra molida comprada, sin más, pero tendrán más humedad).
- 1 huevo
- 1 cucharada grande de aceite de coco
- 1 cucharadita de bicarbonato
- 100 gramos de chocolate negro (no seas cobarde y usa chocolate con más de un 80% de cacao)
- 1 pizca de sal
Preparación
- Precalienta el horno a 200 ºC
- Mezcla la almendra y avellana molida con el bicarbonato y una pizca de sal.
- Añade el aceite de coco: si hace frío y se ha solidificado, puedes calentarlo ligeramente para que se derrita y se mezcle fácilmente, aunque con el movimiento y el calor de las manos suele ser suficiente.
- Se irá formando una pasta o masa de aspecto arenoso: sigue mezclando bien hasta que la humedad sea homogénea.
- Bate el huevo y añádelo a la mezcla de almendra.
- Remueve bien la mezcla hasta que la masa ya tenga un aspecto uniforme y moldeable.
- Ve separando porciones de la masa, del tamaño de una pelota de ping-pong, y haciendo bolas con las manos.
- Aplasta cada bola dando forma de galleta gruesa a cada porción.
- Ponlas sobre una bandeja de horno cubierta con papel de hornear o un mantel antiadherente.
- Hornea durante unos 20 minutos, vigilando para que no se quemen. Para aprovechar la espera y dado que tienes las manos untuosas por el aceite de coco, busca a una persona divertida y haz el amor con ella: si sois rápidos, repetid el proceso varias veces hasta alcanzar los 20 minutos. El sexo es paleo.
- Saca las galletas del horno y deja que se enfríen. Primero a temperatura ambiente, luego en el frigorífico si quieres acelerar.
- Cuando las galletas estén frías, derretimos el chocolate troceado para hacer la cobertura: puedes hacerlo al baño maría o en el microondas, pero hazlo despacio y a temperatura suave para que no se queme: un buen truco es retirarlo del calor cuando aún quedan fragmentos sólidos en el recipiente y remover para que se derritan con el calor del chocolate que ya se ha licuado.
- A continuación, usa tus dotes creativas para decorar las galletas con el chocolate: puedes meter las galletas en moldes de magdalenas y cubrir completamente con el chocolate. También puedes usar un pincel para ir barnizándolas.
- Finalmente, antes de que el chocolate se solidifique, puedes añadir una pizca de sal en escamas, pistachos o algún otro toque de color y sabor que se te ocurra.
- Dejamos enfriar en el frigorífico y ¡listo!
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Genial receta y mágico consejo el numero 10 🙂 ha sido de gran ayuda jejeje
Gracias! Nunca dejes que se desperdicie el aceite de coco ;-P
Gracias. Buscaba una receta diferente para hacerme galletas y ésta me ha encantado. Una preguntilla, ¿se puede sustituir el aceite de coco por aceite de oliva o de girasol?
¡Hola!
Qué bien que te haya interesado la receta.
Seguramente si sustituyes el aceite de coco por oliva o girasol no pasará nada. Nos gusta el regusto del coco en las galletas, pero es genial cambiar un poco. El de oliva le dará una nota más ácida y adulta, que nos encanta, y el de girasol será algo más neutro, aportando untuosidad sin interferir tanto en el sabor.
Si pruebas estos cambios, avisa y nos lo cuentas, porfa!
Gracias!