Algunos hacíamos algo parecido al deporte dos o tres veces por semana en esa cadena de gimnasios baratos que te deja publicidad en el buzón cada mes. Otros no movíamos un dedo desde el colegio. Sin embargo, un día empezamos a comer mejor y a sentirnos mejor, más sanos, más fuertes, más animados… Así que, ¿por qué no probar? Y empezamos a entrenar a intervalos, a probar movimientos funcionales, a esprintar, a reptar, a colgarnos de cosas y lanzar objetos pesados al aire…
Come PALEO
Todo esto empezó con la comida. Unos tipos se paran a pensar en por qué las sociedades contemporáneas tenemos tantos problemas de salud relacionados con la alimentación: les resulta paradójico desde un punto de vista evolutivo y (re) descubren los beneficios de comer tal como el cuerpo humano está programado para comer —lo del CrossFit y todo lo demás vino después—.
Pero ¿hay un estilo de vida PALEO?
Estamos de acuerdo en que todo esto empezó con una dieta y para muchos es suficiente. ¡Perfecto! Otros han añadido una cierta perspectiva PALEO también a sus entrenamientos. ¡Genial! Y hay personas que, después de descubrir las bondades de escuchar a sus genes en la mesa y en el entreno, han ampliado sus miras. Al final, tal vez, simplemente se trata de mantener cierto respeto por la naturaleza.
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